jueves, 1 de diciembre de 2011

Primogénito


Para Isabel y Raymundo

Era inútil como una bola de cemento.

Casi tan feo como el réquiem que suena una y otra vez en una boda.

Era casi como tú. Hecho a la medida de tus ideas:

Como dejar de ser yo y fingir, por ejemplo, que soy

la mancha de vino sobre la alfombra.

La visita non grata.

El regalo compartido por niños pobres

que odian compartir las cosas.

La navaja en la garganta de la presa:

Un enemigo feliz.

Un ciudadano saludable.

Cien veces recién parido.

Dispuesto a jugarme el pellejo desde la primera vez

que abrí los ojos (cuando aún creía que el mundo

era un lugar razonable: una canción de cuna interpretada sólo para mí).

Fue como volver de una batalla en la que los muertos

celebran los horrores de la guerra:

Una nueva forma de hedonismo.

Pero consciente de que alguien me ha engendrado

y alguien me ha parido.

Dispuesto a pagar por errores desconocidos.

Como un mártir implacable.

Como la sombra de papá anclada a mi propia sombra.

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