También
hay canciones para gente como tú.
No
son tristes ni alegres. No son las que necesitas.
Pero
están ahí, a la expectativa, en la habitación,
en un rincón de la sala, cerca de la alacena.
en un rincón de la sala, cerca de la alacena.
Esperando el momento adecuado para desajustar tu mundo,
para
ponerte a marchar a su antojo.
Son
lo que son.
No
dicen nada de ti, pero te presienten.
En
ocasiones se exasperan cuando todo parece irte de maravilla;
son
duras y caprichosas.
A
veces son como una trampa. O una victoria definitiva.