domingo, 15 de agosto de 2010

Felíz cumpleaños, Gregory Corso


Happy Birthday, señor Corso.
Esta no será la ciudad de Nueva York,
pero aquí también se sufre mientras llueve:
aquí también abundan locos y suicidas,
y las canciones tristes son aún más tristes
de lo que suelen parecernos.

Happy Birthday, señor Corso.
Aquí las calles también son como mujeres entreabiertas,
dispuestas a ser montadas cuantas veces se desee.
Y sin embargo, no todos los hombres son valientes.
No todos se atreven a cantar -tristes o alegres-
bajo las luces de los postes.

Aquí, señor Corso,
valientes -lo que se dice valientes-
no somos.
pero hemos aprendido a eludir las mil bocas de esta condenada ciudad;
y a improvisar sonrisas cuando todo está a punto
de irse por el retrete.

No seremos valientes
pero aún tenemos orgullo,
y unas ganas tremendas de seguir cantando;
aunque otros digan que es demasiado tarde,
que la ciudad ha empezado a despertar de su letargo,
y mañanas más duras se nos avecinan.

No somos valientes, señor Corso;
pero tampoco somos cobardes.

Hoy, como casi siempre,
también llueve.
Y con todo y eso, aquí estamos,
celebrándole otro cumpleaños a la muerte.
Hoy que la ciudad de Nueva York parece haberlo olvidado,
brindamos en su nombre;
fumando cigarillos baratos
y leyendo sus poemas;
aunque el frío de la noche
-o la partida del amor-
no quieran darnos tregua.